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Foto del escritorPaula Gómez

Las personas son la sal de la tierra.

"La fuerza de un retrato es que en esa fracción de segundo entendemos un poco la vida de la persona que fotografiamos. Los ojos dicen mucho, la expresión de la cara. Cuando haces un retrato no eres tú solo el que saca la foto, la persona te ofrece la fotografía".

Sebastião Salgado.



Título: The salt of Earth (La sal de la tierra).

Año: 2014.

Duración: 110 min.

País: Francia.

Dirección: Wim Wenders, Juliano Ribeiro Salgado.

Fotografía: Hugo Barbier, Juliano Ribeiro Salgado.

Género: Documental, fotografía.


Sinopsis: Desde un punto de vista totalmente personal y sincero el fotógrafo, mundialmente conocido, Sebastião Salgado cuenta su historia alrededor del mundo de la fotografía. Sus comienzos, sus trabajos, sus vivencias. Codirigida por su propio hijo, Juliano Ribeiro Salgado nos muestran los proyectos que han llevado a este fotógrafo a recorrer el mundo entero y contar a través de sus fotografías lo que es capaz de llegar a hacer nuestra especie por poder, odio y dinero.


COMENTARIO


En esta entrada vamos a exponer y analizar la película documental "La sal de la tierra".


"Un fotógrafo es literalmente alguien que dibuja con la luz".


Sebastião Salgado nació en 1944 en Minas Gerais, Brasil. Estudió Economía antes de dedicarse a tiempo completo a la fotografía. La primera vez que tuvo una cámara en sus manos ni siquiera era suya, sino de su mujer, Lelia, que la había comprado para su trabajo como arquitecta. Debido a su trabajo como economista, se veía obligado a viajar a menudo a África para estudiar proyectos de desarrollo. En esos viajes siempre se llevaba la cámara y volvía con fotografías de todo tipo. El momento que cambió sus vidas fue cuando decidió abandonar su carrera como economista para dedicarse a la fotografía. Invirtieron todo lo que tenían en equipo y material fotográfico.


Lelia, su gran apoyo, además de cuidar de su primer hijo, Juliano, y estudiar su carrera, se encargó de repartir y dar a conocer el trabajo de Sebastião a través de revistas, periódicos y agencias. Gracias a esto y tras varias publicaciones relevantes decidieron hacer su primer gran proyecto fotográfico: Otras Américas (1977 - 1984). Recorrió países como Ecuador, México, Bolivia. Mostraba como vivían las distintas personas que se iba encontrando por el camino, sus tradiciones, sus historias. Se quedaba el suficiente tiempo para que lo aceptaran en su comunidad y fuera uno más para poder contarlo desde dentro a través de sus imágenes.




Tras el nacimiento de su segundo hijo, Rodrigo, que nació con síndrome de down, volvieron a su país natal. Habían pasado más de 10 años desde que se fueron. Todo era diferente. Ahí nació su segundo gran proyecto: Brasil (1981 - 1983). Cogió un coche prestado y se fue durante seis meses nordeste de ese país. Seguía mostrando las vidas de las personas que se encontraba. En este caso habla de la gran mortalidad infantil que se sufría por esa zona, del movimiento de los campesinos si tierras, de lo cercana que es realmente la vida y la muerte.




El papel como fotógrafo de Sebastião había tomado un nuevo sentido, el sufrimiento que había visto durante ese ultimo viaje le había cambiado. Sahel, el final del camino (1984 - 1986). Trabajó en Etiopía junto a las Naciones Unidas y allí pudo ver con sus propios ojos como gran parte de la humanidad vivía en la miseria. En el campo de refugiados en el que se encontraba, además del hambre, enfermedades como el cólera y el frío nocturno ocupaban gran parte de la mortalidad.



"Cada persona que muere es un pedazo del mundo que muere".


Cuando estas fotografías vieron la luz, a través de su libro y la exposición de Lelia, llamaron la atención del mundo sobre la sequía y el hambre. Sobre todo la gente se preguntaba por qué, por qué existía esa situación en el mundo. Tras esto Sebastiãó se volcó en otro tema que lo llevó a viajar por más de treinta países: Trabajadores (1986 - 1991). Con este trabajo, Sebastião quería hacer un homenaje a todas aquellas personas que construyeron nuestro mundo. Desde la arqueología de la era industrial, a los trabajadores del acero en la Unión Sobietica, saboteadores de barcos en Bangladesh, las minas de Sierra Pelada, pescadores de Galicia y Sicilia, producción de coches en Calcuta, hasta agricultores en Ruanda. Muchos de estos países ya los había visitado como economista, pero ahora su perspectiva había cambiado.



En 1991, tras la primera guerra del golfo, se prendieron fuego a miles de pozos de petróleo. Cientos de bomberos de todo el mundo acudieron a sofocar los fuegos. Nuestro fotógrafo también acudió a Kuwait impulsado por la curiosidad. Este trabajo había conseguido unir las dos facetas de Sebastião, le economista y el artista en el que se había convertido. Se dio a conocer en el mundo entero.


A pesar de su reciente éxito Sebastião y Lelia no se conformaron y decidieron tomar un nuevo camino en su carrera artística. En esta ocasión se centraron en los movimientos masivos de personas por culpa de las guerras: Éxodo (1993 -1999). Dio luz a refugiados de países como India, Vietnam, Filipinas, Palestina o Iraq, pero finalmente volvió al continente que lo atrapaba una y otra vez. África. El paraíso se había convertido en un infierno. Este fue su último viaje.




"Lo que más me disgusta es ver hasta que punto el odio es contagioso".

Sebastião se cuestionaba su trabajo como fotógrafo social y testigo de la condición humana. Después de Rwanda volvieron a Brasil para hacerse cargo de la granja de su padre. No era más que tierra quemada, no tenía futuro, pero Leila tuvo una gran idea. Decidieron replantar el bosque que cubría todas las colinas que rodeaban esa granja. Durante los siguientes diez años se dedicaron a volver a dar vida a ese lugar, que finalmente se convirtió en el Instituto Tierra. Replantaron entre 150 y 200 especies en ese espacio, unos diez millones de árboles replantados.



"Pensar que estos árboles tienen tres meses y alcanzarán su punto culmen a los 400, quizás podamos medir desde aquí el concepto de la eternidad. Tal vez la eternidad se pueda medir".

Gracias al Instituto Tierra la carrera de Sebastião y Lelia tomó un nuevo camino, el medio ambiente. Su primera idea fue denunciar la destrucción de los bosques o la contaminación de los océanos, pero al final decidieron hacerle un homenaje al planeta: Génesis (2004 - 2013). Con esto querían enseñar que casi la mitad del planeta sigue igual que el día del génesis.



El Instituto Tierra ya no es una propiedad de la familia Salgado, ahora es un parque nacional que pertenece a todo el mundo. Lo utilizan como demostración de que las tierras devastadas de cualquier lugar pueden volver a ser bosques.



ANÁLISIS


Tras este comentario del documental he escogido uno de los trabajos de Sebastãio Salgado para poder analizarlo más profundamente. He elegido la serie de fotografías que realizó en Kuwait en 1991 en la quema de pozos de petroleo. Estas imágenes me han llamado especialmente la atención por la fuerza y sensación de movimiento que transmiten.



Todas las fotografías de Sebastiao son en blanco y negro, unas con más contraste que otras. Estas especialmente son más contrastadas que otras imágenes. Esto hace resaltar la fuerza de la situación. La propia imagen nos ayuda a recorrer a historia, empezando por el primer termino donde están los bomberos, siguiendo por el fuego que nos lleva junto con el humo al fondo de la imagen donde podemos ver otro pozo ardiendo gracias a la gran profundidad de campo que hay. Me parece impresionante como una imagen, que obviamente esta quieta, puede llevarte a imaginar movimientos, sensaciones, sonidos o incluso lo que ocurre a continuación de ese instante.




OPINIÓN


Para realizar este comentario he visto el documental cuatro veces y yo creo que si la viera otras diez seguiría encontrando aspectos nuevos que se me habían pasado en la visualización anterior, sentimientos nuevos y a la vez familiares en cada fotografía, y sobre todo se me seguiría poniendo el bello de punta al escuchar cada vivencia de este maravilloso fotógrafo. Esto solo lo puede conseguir alguien que ama realmente su trabajo y da todo de si mismo, incluso abandonar a su familia durante largos periodos de tiempo, para llevarlo a cabo. Admiro realmente su persistencia, su incasable búsqueda de historias que no vemos todos los días y nos hacen abrir los ojos cada vez un poco más. Hacer visibles muchas de estás situaciones injustas e inhumanas hacen al mundo un poco más humano y consciente del mundo en el que vivimos, pero a la vez más oscuro y terrible porque muchas de estas injusticias nos las hacemos unos a otros.




Paula Gómez Moral.

29/05/2019

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