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Foto del escritorPaula Gómez

Un disparo, una fotografía.

Actualizado: 2 jun 2019

Durante una de nuestras clases de Toma Fotográfica en nuestro Ciclo de Grado Superior de ICTI surgió un debate. La discusión consistía en cuál era el papel de un periodista durante un conflicto. Fueron tanto los puntos de vista que se expusieron que no llegamos a un acuerdo ya que cada uno pensaba una cosa diferente. En esta entrada voy a intentar exponer mi opinión sobre la ética en la fotografía.


¿DEBE UN FOTÓGRAFO INTERVENIR EN UN CONFLICTO SI TIENE OCASIÓN O BIEN LIMITARSE A NARRARNOS LA HISTORIA CON SU CÁMARA?




El periodismo de guerra es aquel que trata de cubrir historias desde zonas de conflicto bélico. Las personas que emplean esta profesión son llamados corresponsales de guerra.

Respecto a este debate no soy capaz de tener una opinión clara. En un principio cuando me plantearon esta idea lo único en lo que podía pensar es que yo no sería capaz de realizar un trabajo de estas magnitudes, el estar en medio de un conflicto viendo como asesinan a gente ya sea en nombre de un Dios, por un territorio que debía ser suyo, poder o dinero. Mi segundo pensamiento fue que si una persona está en situación de poder ayudar a otra, e incluso de salvar su vida, sería capaz de dejaría pasar esa oportunidad por hacer una fotografía. Esta situación se ilustra muy bien en el cortometraje 'One hudred of a second' ( https://www.youtube.com/watch?v=EnbcMK9z16o ). Hasta hace bien poco yo pensaba que esas eran las únicas opciones lógicas que mi cabeza podía llegar a entender, pero entonces se me cruzó una tercera vía por el camino.


Recientemente vi el documental 'Morir para contar', ( https://www.youtube.com/watch?v=WMcp7kwTAuc ) dirigido por Hernan Zin, Trata sobre las consecuencias psicológicas que padecen reporteros que trabajan o han trabajado en zonas de conflicto. Hace un recorrido por la historia reciente del mundo narrada por reporteros españoles que han pasado por las distintas guerras. Los propios reporteros cuentan sus experiencias, como han visto la muerte y la destrucción con sus propios ojos, algunos incluso secuestrados mientras hacían su trabajo y otros desgraciadamente asesinados.




Esto me abrió los ojos hacia una tercera opción que no me había planteado: también son personas. Todos y cada uno de ellos tienen familia, madres, padres, hermanos, algunos incluso casados y con hijos. También es un sacrificio para ellos estar allí, pero gracias a ellos nos hacen llegar todas las injusticias que ocurren en el mundo, gracias a ellos se puede arrojar luz hasta en los lugares más oscuros. Es fácil verlo todo desde fuera, es fácil dar tu opinión sin ponerte en el lugar de la otra persona.


Para contextualizar un poco este tema voy a poner una serie de ejemplos.


LOS DOS PUNTOS DE VISTA DE NATHAN WEBER


Tras el terremoto de Haití recibimos una serie de imagenes del sufrimiento y miseria de un pueblo que sufrió un desastre natural. Una de aquellas fotografías que causó un gran impacto en la sociedad fue la del cadáver de la joven de 15 años Fabianne Cherisma que fue asesinada por la policía por robar unos cuadros. Esta fotografía de Paul Hansen (fotógrafo sueco), fue elegida como Mejor Imagen Periodística.


Primer punto de vista: La imagen de Paul Hansen muestra un horizonte distorsionado sobre un muro destruido por el terremoto. La niña, vestida de rosa, aferrada a sus cuadros con el rojo de la sangre aun fresca en la sien.




Segundo punto de vista: Es la misma escena, salvo desde el lado contrario, fotografiada por Nathan Weber. Mas que una imagen es una explicación visual de como se hace la fotografía noticiosa. Aquí los fotógrafos hacen mas recuerdo a animales carroñeros que a unos reporteros buscando la mejor fotografía.




LA MUERTE ACECHA, POR KEVIN CARTER


Kevin Karter fue un reportero gráfico sudafricano. Se hizo famoso, gracias y para su desgracia, por una fotografía que realizó en 1993. El sudanés Kong Nyong aparece siendo acechado por un buitre aparentemente a punto de atacar.

En esta historia también hay varias versiones, solo que una misma imagen. Unos cuentan que Carter se suicidó por su mala conciencia tras haber capturado esa fotografía y ganar un prestigioso premio por ella, al mismo tiempo que no hizo nada por salvar su vida. Pero como casi todo en la vida, tiene una segunda lectura. El buitre que se ve en la imagen, un alimoche sombrío es conocido como el carroñero del último turno, ya que su fino pico no le permite rasgar la piel y se alimenta de lo que otros carroñeros dejan, llegando donde otros no pueden. Esto ya era una pista de que posiblemente el buitre estaba allí por casualidad y solo sirvió para darle más fuerza a la imagen. Si nos fijamos un poco más podemos observar que el nió lleva una pulsera de la ONU que lo identifica como enfermo por malnutrición y receptor de ayuda humanitaria.




Aliarse de primeras con el débil sin hacerse más preguntas es la mejor opción para quedarse tranquilo con uno mismo, aun sin hacer nada para cambiar esa situación. La ética en el mundo de la fotografía es muy relativa, no podemos sacar toda la información necesaria de una sola imagen, pero si podemos opinar todo sobre ella. Muchas veces no acertaremos y pondremos la mira en quien no deberíamos, simplemente porque es esa persona quien nos lo enseña, no quien lo hace.


Paula Gómez Moral

29/05/2019

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